En estos momentos no albergo duda alguna de que, de la mano de mi sobrino Daniel, la pieza musical que más veces he escuchado en mi vida (y lógicamente esto sirve para él también) es la Danza Húngara número 5 de Brahms.
Todo empezó, como alguna vez ya explicamos, hace muchos años con un capítulo de la serie animada «Little Einsteins», el titulado «El hipo húngaro». De ahí deviene que cuando Daniel quiere escuchar música y no quiere o no puede esforzarse mucho en obligar a su laringe a pronunciar mú-si-ca, la demanda al grito de ¡»hipo»!. Para todo hay atajos.
A no ser que seais igual de «frikis» que Daniel en vuestra afición a esta pieza clásica, no podéis imaginar la cantidad de versiones y diferentes variaciones que existen de ella. Nuestro periplo por ellas tiene ya tanto pedigrí, que casi nada nos sorprende. Aunque es verdad que en algunas ocasiones veo que Daniel pone cara de pensar «no, no va a salir bien…». Pero termina saliendo, y su interés y contento aumentan.
Os pongo ejemplos hallados en el quinto bosque húngaro de «Am» (Brahms):
Por supuesto, todas las versiones en clave clásica, tanto orquestales, con diferentes formaciones y direcciones, como por instrumentos solistas: trompeta, trombones, piano, violín, órgano, clarinete, guitarra, acordeón, bandoneón, arpa, flauta…
Pero hemos escuchado versiones en ritmos de jazz, ragtime, tango, hip hop, rock, heavy metal con base en guitarras eléctricas (brutales, entusiasman a Daniel), flamenco, percusión oriental con tubos de bambú, percusión con xilófono, con batería, cajas y triángulos, body percusión, silbidos, interpretadas en el cristal de copas y vasos
Y seguro, seguro, que me dejo versiones e instrumentos. Pero si conocéis alguna inédita para nosotros: no lo dudéis. Aportadla
