Yellow evening road

Las horas con mi sobrino Daniel son un auténtico mágico camino amarillo: nunca se sabe qué eventos recorreremos, con quién nos juntaremos ni cómo terminaremos. La mayoría os preguntaréis que cómo es eso posible, si Daniel va en silla de ruedas. Pensaréis que soy una exagerada, porque, a tenor de lo que cuento de nuestras andanzas, ya habréis percibido que suelen suceder siempre en su propia casa o en algún entorno no muy alejado y normalmente familiar. Pero, como afirma el dicho, y con todo respeto a vuestras dudas ¿qué tendrá que ver las churras con las merinas?. Con permiso, os sacaré de la incertidumbre con un ejemplo. El viernes pasado, mientras conducía al encuentro con mi sobrino, iba escuchando algunas piezas de Art Tatum. Pensé que, concretamente, «Tea for two» le fliparía a Daniel. Así que, cuando llegué, lo primero que hicimos fue escucharla: ¡bingo! ¡bingo!

Bien, junto al vídeo que la reproduce, el «listillo» algoritmo de Youtube nos mostraba una opción que fui incapaz de eludir y que escuchamos a continuación en varias versiones (la del propio Art Tatum, de Ella Fitzgerald, Eric Clapton y Keith Jarrett – esto de ir atravesando las variaciones de una misma canción es algo que nos mola mucho, sí): la opción a la que sucumbimos fue «Somewhere Over the Rainbow». Le expliqué a Daniel entonces que esta canción aparece en la muy famosa película «El mago de Oz». Puso cara un poco rara. No sé, pero nunca le ha enganchado mucho esta peli (al contrario que «Mary Poppins», que le chifla). Así que, dijimos pues vamos a buscar otra forma de conocer la historia del Mago de Oz. Y encontramos un estupendo video-cuento, que el interesado (porque le interesó) se tragó sin canteársele una ceja (yo creo que sobre la engancharon las voces de los magos y las brujas que aparecen; ese lado misterioso y a veces algo canalla de la vida le interesa más que el romántico o el «buenista, lo tengo comprobado).

Terminado el relato, no podíamos acabar ahí, en absoluto.

¡U-e-oo! ¡U-ee-oo! (traducción simultánea: ¡Cuentoo!, ¡Cueentooo!. Y, desde hace un tiempo, ese genérico cuento para Daniel quiere decir exactamente: ¡que me pongas la obra de teatro de los «Gigantes y los enanitos» de los de Sol y Tierra!. Para Daniel, curioso por naturaleza, tan importante y necesario son los nuevos caminos y recorridos, como, por su circunstancia vital, mantener claras y firmes referencias casi inamovibles, constantes (bueno, y ¿para quién no?.

Para hacerle un poco la puñeta, yo pregunto: ¿cuál cuento?, ¿el de «insignificante serás tú?. ¡Síii!, se esfuerza ya al final de la tarde Daniel, justo cuando tenemos que pedirle a papá que nos deje ver la obra de teatro unos minutos, antes de ir a cenar, después de este intenso camino amarillo que hemos recorrido en una sola tarde.

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