Danielo GP

Aquí tenéis a Danielo GP. Me cuentan que el otro día su cuidador, Daniel también, apareció por primera vez motorizado, y le dejó un rato el casco a su tocayo y sobrino mío. Me aseguraba luego Inma que, si hubierse podido, Danielo GP se hubiera ido en moto hasta su centro en Los Pueyos. Yo le respondí que no quiero ni pensar de lo que hubiese sido capaz si pudiera manejar a su voluntad la silla de ruedas … Mountain WheelChair, ¡fiuu!

Está un poco nervioso estos días Danielo GP. Creemos que es porque esta semana se acaba, digamos, el curso. Al parecer él mismo está  bastante como una moto. Es una reacción lógica, porque prevé alteración de rutina, y eso le saca de su territorio de confort y seguridad. Nos sucede a todos, en mayor o menor medida. Más, lógicamente, cuanto menor posibilidad de gestión directa tenemos sobre las circunstancias que se modifican. Así que imaginemos lo que se puede llegar a alterar el equilibrio emocional en quienes deben fiarse de lo que les cuentan las personas de su entorno. Pensemos en su tremenda capacidad de confianza (y desconfianza) respecto a los demás, y, por ello, en su necesidad de aferrarse a rutinas y acompañantes conocidos. En Daniel esto se complica un poquito a causa de que emocionalmente se mueve en extremos. Sabemos que se debe a la zona cerebral afectada, que tiene que ver con el control, precisamente, de las emociones. Creemos que, también, un poco es cuestión de carácter.

En fin, que estos días toca frenar al motorista, ofrecerle expectativas que le molen para sustituir la rutina actual, y a la semana que viene, todos los días, en cuanto termine la hora del desayuno, campar a la calle, a lo que sea, para que su hábito de salir de casa a primera hora se mantenga, y así podamos ir encajando luego otras actividades. La calle le motiva mucho, y le tranquiliza, porque se dedica a observar, a sentir el movimiento, y a menudo a reclamar acompañamiento musical, que vaya… porque no creáis que empujar una silla de ruedas, cargada con un chavalote grande, y cantar al mismo tiempo es demasiado fácil. Pero en fin, iremos haciendo cosas para llenar agosto de vida, y así, entre canciones, algunos cabreos, seguro, y la inestimable colaboración del tocayo cuidadorrr… ya llegará septiembre.

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