A la playa, a la playa… repetía Daniel el otro día, antes de partir.
Me mandan estas reveladoras imágenes. Me cuentan que insiste: ¡playa, playa!, mientras voltea la cabeza en dirección al mar, una y otra vez. Los progenitores de Daniel interpretan agudamente que su chaval no va a perdonar el baño… Todos los veranos, por lo menos, algun bañito en el mar. Esperemos noticias sobre cómo ha ido. Hay algunos inconvenientes, tanto físicos, como logísticos -claro-. Siempre los solventan. Como este tema de las playas adaptadas y no adaptadas tiene su miga, lo abordamos el próximo post, una vez que tengamos crónica playera.
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Con esta Super Gorra… |
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Ya puedo vigilar, y tomar un rato la sombra… |
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Pero mañana, ¡¡me baño!!! |
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