Más de una vez, con tanto sentido del humor como buenos deseos, le hemos exhortado a Daniel: ¡hala, a ver cuándo te meriendas un bocadillo, con lo rico que está el jamón!
El sábado por la tarde Inma me puso un sms desde Cambrils, donde pasaban el fin de semana: habían salido de paseo y a merendar y Daniel no había querido petisuis. Su padre le preguntó si prefería sándwich de chorizo. Y el dijo muy decidido que sí. Pero la cafetería donde estaban sólo había sándwich mixto. Me contó Inma que su hijo se comió aproximadamente un tercio del sándwich de jamón y queso a pequeños trozos masticados.
Recordaréis que contamos que el día de su cumpleaños Daniel había merendado sándwich de chorizo. Y un par de días después masticó trocitos de jamón serrano. En fin, que vamos en camino. Y seguro que con el tiempo – con los años- aquello que deseamos desde siempre, aunque a veces no termináramos de creérnoslo será de alguna manera realidad. En la forma que sea. Eso importa poco. Y aunque sea algo tan normal y común como masticar algunos alimentos. Que en realidad no es tan fácil y va técnicamente ligado a la función parlante. Es otro de los posts que quedan en deuda: hablar desde un punto de vista más técnico de estas cosas. Lo haremos.
Siento verdadera alegría y mucha satisfacción de los sucedido. – Este Agosto, nos pondremos las botas de Tapas, Decirle a Daniel que Pau ya tiene el jamón preparado.
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Besos para todos. Nos comeremos el jamón.
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