Ayer vi «Hors normes» (2019), una película francesa dirigida por Olivier Nakache y Éric Toledano. En España ha sido re-titulada, muy poco adecuadamente, como «Especiales». Alguien «especial» no es alguien «fuera de las normas», que es la traducción literal del título francés de la película. Aunque la RAE define especial, entre otras acepciones, como único, diferente, peculiar … y todas sus variantes, esa particularidad no equivale exactamente a «fuera de la norma». Y en este caso es realmente importante evocar en la traducción toda la intención del contexto.
La película da traslado ficcional de la historia real de dos ONGs que trabajan orientadas a la atención de personas con un grado elevado de autismo y conductas problemáticas. Dichas asociaciones están gestionadas por dos amigos y colaboran entre ellas. Una trabaja en la formación de cuidadores, personas a su vez arrancadas a situaciones y/o barrios outsiders; la otra procura cuidado y acogimiento a quienes ni siquiera las instituciones oficiales brindan salida, y en ella colaboran, junto a otros trabajadores, los chicos y chicas que se están formando a través de la primera ONG. La relación entre unos y otros, las personas que son objeto de cuidado y sus cuidadores, es fundamental porque precisamente esa relación mutua es la que les concede a unos y otros la visibilidad y la proyección social que el sistema normativo niega a todos ellos.

Dos momentos, dentro de la cinta, pueden explicar muy bien esto que digo. En uno de ellos, el responsable de la organización de acogida, se enfrenta dos inspectores oficiales, que le recriminan que no se acoja a los estándares garantistas suficientes. Él reconoce la situación: no cuentan con dinero suficiente. Los inspectores le piden una alternativa. Y él contesta que, si no hay más dinero, la única alternativa es que ellos se lleven a las personas acogidas en su ONG, precisamente aquellas que ninguna institución oficial ha querido porque se trata de personas que nunca podrán ser integradas en la «normalidad», y porque su atención y cuidados son complicados, exigen un cuidador en exclusiva, por ejemplo, lo cual no es económicamente rentable ni asumible. Los rótulos finales nos explicarán que en la historia real aquellos inspectores recomendaron mantener la ONG, pesar de sus deficiencias organizativas, debido a la ausencia de soluciones y alternativas reales y viables por parte de la administración o de otras organizaciones sociales oficiales: las personas atendidas están fuera de la norma, fuera del contexto social, pero parece como si no hubiera otra forma de atenderles y cuidarles que desde ese margen. Y en parte es así, porque, como dice el personaje de una médica que se apoya nuestros protagonistas para sacar adelante con dignidad a sus pacientes: ellos se guían por el corazón y la empatía y a menudo encuentran caminos de comunicación y soluciones que los protocolos médicos profesionales no son capaces de imaginar. Las normas generales no suelen servir para comprender y ayudar a quienes nunca podrán encajar en ellas.
El segundo momento ocurre entre el coordinador de la ONG que forma a los cuidadores y uno de estos «aprendices», que al principio muestra rebeldía a la autoridad del formador, aunque sin embargo, en la película, le vemos empatizar y conectar con un chico con autismo severo, que muestra crisis de violencia y es autolesivo. Durante una discusión que mantienen formador y cuidador, el primero le recuerda al segundo que son estas personas a las que ahora se dedica las que le han dado un lugar y objetivo en la vida y en la sociedad. Los fuera de la norma preexistente se entienden y se ayudan para crear otras nuevas normas, aquellas que realmente necesitan para vivir.

Me permito ahora traer a mi territorio este «hors norme», porque a su modo, Daniel también lo está. Su obligada forma de vivir no encaja en ninguno de los presupuestos más usuales y fundacionales de nuestro sistema social: competencia, trabajo omnipresente y omnipotente como idea nuclear, individualismo feroz, etc, etc. Nada de todo esto puede ser cumplido por él. Su tiempo es un tiempo de despacios y lentitud, de búsqueda constante de la comunicación casi osmótica con el entorno para sentirse bien. Para acompañarle y para encontrar las normas precisas que nos sirvan en la convivencia, también hay que hacerlo desde otro lugar a aquel que una vez nos enseñaron.
Imaginar y comprender otras formas de vivir, de pensar, de comportarse, de ayudarse a estar bien. Imaginar y comprender siempre está «hors normes», afortunadamente.
La película «Hors normes» puede verse todavía, hasta 30-11-2024 en RTVE Play: https://www.rtve.es/play/videos/cine-internacional/especiales/6860458/